El disco volador se afianza en Colombia, deporte que alcanzó un hito sin precedentes en el Mundial de Clubes de Ultimate Frisbee del año 2022. Este deporte se ha vuelto un punto clave en los Juegos Universitarios Nacionales, impulsando el talento local hacia la escena internacional.
El disco volador se ha convertido en una de las disciplinas más esperadas y emocionantes en los Juegos Universitarios Nacionales. A lo largo de los años, diversas instituciones de educación superior han participado en este apasionante deporte, y las competencias recientes han brindado resultados destacados que han llevado a diferentes universidades al podio. En el año 2017, la Universidad del Tolima se llevó el oro en la categoría masculina, mientras que la Universidad EAFIT lo hizo en la categoría femenina. En 2019, la Universidad del Tolima lideró la categoría masculina y el Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid la categoría femenina. Finalmente, en 2022, la Universidad de Medellín se alzó con el título en la categoría masculina y la Universidad del Tolima en la femenina, consolidando aún más la emoción y competitividad del disco volador en las justas universitarias.
Acerca del disco volador en Colombia
Hace más de dos décadas, en el año 2001, el disco volador, también conocido como Ultimate Frisbee, llegó a Colombia gracias a la visión de dos estudiantes de intercambio, Corey Tyrrell y Johan Morales, procedentes de Mineápolis, Minnesota. Su llegada a la Universidad de los Andes marcó el inicio de una historia de éxito para este deporte en el país. Rápidamente, el disco volador ganó terreno, atrayendo a más entusiastas y extendiéndose a prestigiosas instituciones como la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y la Universidad de la Sabana. Desde entonces, Colombia ha brillado internacionalmente en este deporte, más recientemente se destacó un logro sin precedentes pues el equipo femenino
Revolution, uno de los equipos que representó a Colombia, se coronó campeón en el Mundial de Clubes de
Ultimate Frisbee (WUCC), celebrado en Cincinnati, Estados Unidos.
Cómo se juega el disco volador
De acuerdo con la Federación Española de Disco Volador, el Ultimate Frisbee es un deporte de no contacto y autoarbitrado que se juega con un disco volador de 175 gramos y 27,5 cm de diámetro. En este emocionante juego, dos equipos de siete jugadores compiten en un campo de dimensiones similares a un campo de fútbol, pero más estrecho, con una zona de anotación en cada extremo que defiende cada equipo. El objetivo es marcar puntos atrapando el disco en la zona opuesta, lo que requiere un juego de pases precisos. En caso de que un pase no sea atrapado, el equipo defensor toma la posesión del disco y se convierte en el equipo atacante. El Ultimate se juega con un espíritu de juego limpio y fair play.
El disco volador en las justas universitarios nacionales del año 2023
Este año la competencia se celebrará en la ciudad de Bogotá del 23 de septiembre al 4 de octubre y promete ser emocionante y altamente competitiva. Tanto la categoría femenina como masculina han quedado conformadas de manera equilibrada y con equipos universitarios de alto calibre en cada categoría, lo que asegura un gran nivel de competencia y garantiza enfrentamientos emocionantes y reñidos. Los equipos participantes sin duda darán lo mejor de sí en esta competencia, creando un ambiente emocionante y espectacular para todos los espectadores.
Los Juegos Universitarios Nacionales se destacan como una plataforma crucial que brinda visibilidad al talento deportivo prometedor, permitiendo a los atletas más destacados integrar selecciones regionales y nacionales. Este escenario no solo fomenta la competitividad y el desarrollo deportivo a nivel local, sino que también abre las puertas hacia la posibilidad de representar a Colombia. De esta manera, los Juegos no solo son una vitrina para el talento emergente, sino también un trampolín hacia el escenario global, donde los deportistas pueden llevar el nombre de su país a lo más alto en competencias internacionales.
Escrito por: Sergio Peña Medina
Fotografías: Leandro Castelblanco
